Howard Phillip Lovecraft nació en Providence (Rhode Island) el 20 de agosto de 1890. Fue un niño enfermizo y precoz, que perdió a sus padres enfermos de locura. De hombre fue tímido y sedentario.
A los 16 años escribía una columna de astronomía para el «Providence Tribune». Entre 1908 y 1923 se ganó la vida a duras penas escribiendo ocasionalmente relatos para revistas de poca tirada, como «Weird Tales».
Lovecraft nunca pensó que con el paso del tiempo iba a convertirse en un objeto de culto en casi todo el mundo. Su obra sobrepasó largamente los límites del género popular para el que estaba destinada, el terror, y ya forma parte de la literatura universal.
Es que a Lovecraft no le preocupaba tanto producir miedo como explorar ese sentimiento en sus textos. El conocimiento de las zonas oscuras de la mente era el motor principal de su escritura. Construyó así toda una mitología personal, conocida como los Mitos de Cthulhu, en los que postula la existencia de seres extraterrestres que a veces habitan dentro de los mismos seres humanos y tienen el sueño de volver a conquistar el planeta Tierra que alguna vez dominaron.
Cuando murió (15 de marzo de 1937) en el anonimato y la miseria, Lovecraft estaba lejos de ser un autor conocido, pero había un círculo que lo consideraba un genio. Con los años, sus libros dejaron de ser un privilegio de los avisados y se transformaron, como los escritos por Poe o Hoffmann, en clásicos de la literatura de terror.
Es que a Lovecraft no le preocupaba tanto producir miedo como explorar ese sentimiento en sus textos. El conocimiento de las zonas oscuras de la mente era el motor principal de su escritura. Construyó así toda una mitología personal, conocida como los Mitos de Cthulhu, en los que postula la existencia de seres extraterrestres que a veces habitan dentro de los mismos seres humanos y tienen el sueño de volver a conquistar el planeta Tierra que alguna vez dominaron.
Cuando murió (15 de marzo de 1937) en el anonimato y la miseria, Lovecraft estaba lejos de ser un autor conocido, pero había un círculo que lo consideraba un genio. Con los años, sus libros dejaron de ser un privilegio de los avisados y se transformaron, como los escritos por Poe o Hoffmann, en clásicos de la literatura de terror.